jueves, 11 de abril de 2013

Fue sin nombre .. pero lo llamaron: ARBOL DE LA VIDA




A Claudia Calace, autora de mi mandala.


Los mandalas primarios
se trazan en la arena
y se desarman
pero uno vino para quedarse en casa
recién amanecido
parido con amor y bendiciones
de las mágicas manos
tribales – ancestrales - generosas
de una mujer creando
su mundo alegórico y arbóreo.

Este mandala
brinda el amparo
circular de su forma
y la paz de los colores
convocando la luz
y la armonía espiritual
que nos cobija a diario
de la locura
de los malentendidos
y malintencionados
de las dudas y angustias
de temores
y restos del amor
desperdigados
por doquier
para ser recogidos y
armados nuevamente
en el círculo mágico.

El árbol milenario
de la vida 
tendió raíces largas
y fantásticas
colgó sus frutos
desplegó sus alas
y se ha quedado preso
en mi mandala. 



Wilson Mesa